lunes, 15 de junio de 2009

Periodismo alejado de la Sociedad



Así como de un juez se espera que emita una sentencia razonada y argumentada, del periodista se espera que salga a la calle y nos informe sobre los temas cadentes. Si los jueces se equivocan, saltan las alarmas, pero en el caso del periodismo, no suele haber voces de protesta ante un mal trabajo.

La semana pasada pensaba en cómo afectará a las familias la información sobre la muerte de un allegado, si los medios piensan en la sensibilidad cuando ofrecen los datos o lo ven simplemente como eso: trabajo, objetivo.

Hoy he vuelto a pensar que se vuelve a informar de forma expectante ante un fenómeno que creo que muchos ciudadanos veíamos venir: el auge de la ultraderecha en Europa. Sólo ahora que tenemos datos oficiales, existe el fenómeno: a raíz de las elecciones europeas, cuando lo único que ha pasado es que lo latente en la sociedad se ha reflejado en las urnas. Un ejemplo más del periodismo alejado de la ciudadanía.

Se sabe quién campa a sus anchas en los campos de fútbol, pero no se informa. Madrid se plaga de carteles racistas, pero de ello no hablan los periódicos. Hay peleas, palizas, intimidaciones de este carácter, organizaciones que propugnan la violencia, pero éstas no se persiguen.

Además, ahora salen noticias disparadas sobre este hecho, que unidas al miedo que provocan con palabras como movilización o radicalización, presentan el fenómeno como algo a lo que temer, cargándose otras tareas del periodismo: contextualización y profundización.

Deberíamos plantearnos por qué la ultraderecha ha vuelto. O por qué nunca ha desaparecido. Mi razón discurre por posibles respuestas de un votante de un partido de tal carácter ante la pregunta de por qué su confianza en dicha organización. Quizá contestaría que está harto del sistema actual (¿interesa informar sobre esto? ¿ha sido la democracia la panacea? ¿es un concepto vacío, necesitado de valores más verdaderos?); que necesitan figuras de autoridad, disciplina y orden (¿qué hemos aprehendido?); que culpan a la inmigración de todos los desastres, o el típico discursito de para lo bueno sí, para lo malo no. Y de todo esto, ni una palabra en los medios de comunicación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario