jueves, 28 de enero de 2010

Ella

Es injusto. No entiendo por qué ella soporta toda la carga de mi ser; por qué mis miedos se quedan atrapados en sus telas o por qué recurro a ella siempre que algo no va bien. Es la última puerta para los fundidos en negro y único escenario posible para los fundidos en blanco.

A pesar de que me abriga, por encima de lo que muchas veces lo hacen otros, la culpo cuando llega el momento de abrazarla. Llego a ansiarla y necesitarla, pero llegar hasta ella supone inevitablemente enfrentarse al, para mí, peor momento del día.

Ella, silenciosa y comprensiva, me acompaña cuando hablo con mis miedos, todos concentrados en este momento del día. Ausente, me aboca a aceptar la soledad y quitarme vendas del paso de los días.

Es un poder mágico el de la noche; todo en ella es distinto. Al menos para mí. No siento las mismas vibraciones, ni estoy dispuesta a aceptar las mismas cosas. En cierto modo, al tiempo, soy otra y soy más yo. Soy lo que escondo, contra lo que lucho; pero esas cosas también forman parte de mí.

De todos modos, cada día, está más bonita y la cuido con más esmero. La rodea el desorden y el caos de mi espíritu; muchas veces, soporta el peso de los días, del tiempo, los cambios y los objetivos obligados. Y a pesar de ello, resiste, contempla con mirada impasible y siempre entregada, cómo pierdo momentos o al contrario, cómo disfruto plenamente de ellos.

¿Eso es la vida no?

miércoles, 27 de enero de 2010

Avatar

Avatar es una película de un género que no me gusta, por lo que seguramente me influya negativamente este hecho. No sé si por mi naturaleza contradictoria, yo considero que es al revés, que Avatar me ha gustado un pelín por lo poco que esperaba de este formato.

Si bien es cierto que no la he visto en 3-D (Público: o, ¡no! que error, es increíble), no considero que unos efectos especiales cambien radicalmente una película; como no creo que una banda sonora modifique radicalmente mi opinión de un film.

Sí pueden, al contrario, crear un espectáculo; y, por eso, creo que esta película es puro espectáculo. De hecho, yo también me emocioné cuando aparecían bonitos paisajes o cuando entre tanto, me ponía de parte de los defensores de la madre tierra que disparaban, como "animales" -nunca mejor dicho- a esos terribles personajes que, con sus malas acciones, sustentan, no nos engañemos, nuestra preciosa forma de vida.

Por eso, supongo, que muchos verán en el transfondo de la película valores de calado y yo solo veo uno: hipocresía. Pues cabe preguntarse... ¿abonará parte de su recaudación James Cameron a la lucha contra el cambio climático?

En definitiva, Avatar me hizo pensar en las distintas formas de hacer una película sin guión, sin interpretaciones... sin magia. Y, sobre todo, en esa sensación dejada, después de un mes, de haber perdido el tiempo y dejar de ver otras grandes películas que EL CINE ha hecho.

martes, 26 de enero de 2010

Ahora




Ahora que el cielo de Madrid vuelve a ser azul
es el momento de volver a escribir

ahora que la responsabilidad copa mis días
puedo dedicarme, sin preocupación, a mí
ahora que tengo una compañera de blog, como es mi Maite
ayer que hablé con Luis de escribir
en el bar de la esquina…

Ahora que los bares no son mi casa
que la cerveza no se ocupa de la soledad
que los estudios riñen con la fiesta
ahora que estoy más de ocho horas en una oficina
¡Tremenda contradicción! Ahora que tengo menos tiempo…

ahora que cruzo la Plaza Mayor muchas mañanas
ahora que la creatividad puede resultar mermada por estar feliz
“Ahora”, que es una canción de Ismael Serrano; también una canción de Sabina
ahora que nuevos cantautores me dejan disfrutar de historias de “gente moderadamente feliz”

ahora que muchos están lejos
que cada día tengo para ellos un momento de recuerdo
ahora que la crisis afecta a tantos otros, pero no a mí
ahora que vuelve a hervir Madrid

Ahora que los viajes cibernéticos me aburren
que el dinero ha dejado de ser una preocupación
ahora que he olvidado, por momentos, la política
ahora es el momento de volver a hablar de mí