miércoles, 27 de enero de 2010

Avatar

Avatar es una película de un género que no me gusta, por lo que seguramente me influya negativamente este hecho. No sé si por mi naturaleza contradictoria, yo considero que es al revés, que Avatar me ha gustado un pelín por lo poco que esperaba de este formato.

Si bien es cierto que no la he visto en 3-D (Público: o, ¡no! que error, es increíble), no considero que unos efectos especiales cambien radicalmente una película; como no creo que una banda sonora modifique radicalmente mi opinión de un film.

Sí pueden, al contrario, crear un espectáculo; y, por eso, creo que esta película es puro espectáculo. De hecho, yo también me emocioné cuando aparecían bonitos paisajes o cuando entre tanto, me ponía de parte de los defensores de la madre tierra que disparaban, como "animales" -nunca mejor dicho- a esos terribles personajes que, con sus malas acciones, sustentan, no nos engañemos, nuestra preciosa forma de vida.

Por eso, supongo, que muchos verán en el transfondo de la película valores de calado y yo solo veo uno: hipocresía. Pues cabe preguntarse... ¿abonará parte de su recaudación James Cameron a la lucha contra el cambio climático?

En definitiva, Avatar me hizo pensar en las distintas formas de hacer una película sin guión, sin interpretaciones... sin magia. Y, sobre todo, en esa sensación dejada, después de un mes, de haber perdido el tiempo y dejar de ver otras grandes películas que EL CINE ha hecho.

1 comentario:

  1. a mi me gustó muchisimo

    la imagen de todos conectados entre sí, y a la vez al árbol..... fue más que mágica. Lloré, cómo no.

    ResponderEliminar