miércoles, 29 de junio de 2011

Vuelo a otro blog

Últimamente no he escrito apenas. Como siempre por falta de tiempo. Pero ahora que puedo volver a escribir he decidido hacerlo en otro lado. He creado otro blog con mi nombre por dominio, para hacer algo muy personal y a la vez más profesional. Quizás lo haya hecho por eso de cambiarlo todo para no cambiar nada, pero estoy animada a relanzarlo.

Os invito:

http://irenesomoza.wordpress.com/

jueves, 20 de enero de 2011

'También la lluvia': Otro homenaje al cine

Viendo 'También la lluvia', pensé que una buena manera de saber si alguien es buen actor es viéndolo ensayar (aunque sea dentro de la película).

Supongo que en los primeros momentos de lectura del guión comienza a verse el alma del film, como yo comprobé ayer quien era el que llevaba el arte en sus venas o quien, por el contrario, se defiende o, simplemente, no encaja bien en el papel.

Con ello, un descubrimiento personal: Karra Elejalde, a quién comenzaré a seguir la pista ahora... Nunca es tarde.

El tema del "cine dentro del cine" es recurrente, pero en esta cinta, se complementan perfectamente el lado personal de los actores -esa parte que se muere de uno cuando ejecuta otro papel- y que sale a flote de una manera descontrolada y la implicación en los temas del rodaje, las relaciones entre los distintos componentes del reparto y otros detalles apasionantes de ese mundo que llamamos cine.

Este planteamiento me encandiló al principio de la película. Poco a poco, se enreda y deja algún cabo suelto que la hace más floja. Las vibraciones eran tan buenas que me pregunté por qué no se pueden ver y corregir de una manera fácil las películas. Lo mejor fue obtener la pregunta en el propio film.

Aunque el tema social aparezca de nuevo en la firme candidata española a los Oscars, no sería justo encasillarla por ello. Como Celda 211 el año pasado, utiliza este recurso para llevar a los personajes a una situación humana, explosiva, controvertida, pero fuente de arte.

 'También la lluvia' es otro homenaje al cine. Un particular retrato de Icíar Bollaín llevado a cabo sin sentimentalismos, ni florituras.

lunes, 17 de enero de 2011

El roce de las cosas

Hay sentimientos de necesidad y sed de gestos a los que es difícil poner nombre.

Momentos en los que se ansía un abrazo, como el que da el avión de la foto al transbordador que lleva en sus lomos en la fotografía.

Abrazos tan necesarios como satisfacer un deseo sexual creciente.

Vemos como la cola del avión llega profundamente a su compañero, le sujeta y lo abriga, susurrándole que en breves momentos, lo hará despegar.

Es el roce de las cosas. Ellas también lo necesitan.

viernes, 7 de enero de 2011

Siete opiniones baratas de los antitabaco

Llevo una semana en la que a través de Twitter he leído cosas sobre la "Ley Antitabaco" que han comenzado a crisparme respecto al tema. Yo no estoy en contra de la Ley, en tanto en cuanto protege a los no fumadores del humo, pero sí en la forma que se ha hecho y los comentarios y opiniones que ha generado, muchos diparatados en mi opinión.

Hoy he llegado a trabajar y he visto cómo sigue hablándose mucho del tema y he leído un artículo de Ignacio Escolar, 'Siete falacias pro tabaco', cuyo formato voy a imitar. Esta mañana consideré áquel texto reduccionista, aunque en realidad es una opinión y supongo que esta siempre lo es. Así que ahí va la mía...

Ahí van lo que yo considero las siete opiniones baratas de los antitabaco:

1. "Es mi derecho a no respirar el humo de los fumadores". Si bien considero que es una regulación necesaria, cuando el Estado regula debe hacerlo sobre criterios de racionalidad y si es un tema que no está claro y afecta a la sociedad, poniendo a todas las partes en común. Si el tabaco no está prohibido, sí debería tener libertad para fumar; el tema es que hay en lugares que afecto a otros y en ese caso, lo más sensato sería generar un debate. Si mi libertad se acaba en el derecho de la salud del prójimo, es fácil: permitan bares de fumadores o zonas de fumadores y no fumadores, etc.
2. "Esta Ley disuade al fumador; te ayuda a dejar de fumar". ¿Puede una ley dejar de fumar por mí? La respuesta es NO. Es más; os reconozco que ver el hashtag #leyantitabaco y leer sus comentarios ha generado en varias ocasiones en mí unas ganas irresistibles de fumarme un cigarro.
3. "Hoy me he levantado alegre, ¡ya no se puede fumar en los bares!". Genial que veas realizado tu derecho, pero si eres consciente de que se trata de una Ley que prohíbe fumar en los bares y piensas un poco, podrás darte cuenta de que se trata de una decisión política y que esta no puede tomarse de cualquier forma. A ver si os ayuda: habilitar bares para fumadores, reunirse con los afectados para tomar una decisión consensuada, etc.
4. "Asuman su vicio y acaten la Ley". No sé si he dicho ya que acato la Ley, pero que algunos se vayan a lo personal y se dirijan al vicio cómo si fuera un delito o pecado, hace pensar que en realidad los antitabaco creen que la solución es erradicar a aquellos que fuman. Vamos que no son antitabaco, sino antifumadores.
5."Los hemos respetado cuando fumaban y me tragaba su humo; que ahora respeten ellos". Es bastante dudoso que ellos "respetasen"; simplemente "no les quedaba otra". La frase es "si antes nos aguantábamos nosotros, ahora os aguantáis vosotros". Hablemos claro. ¿No es mejor que ideemos una sociedad donde todos podamos estar contentos?
Por otro lado, dado el argumento de Isacc Rosa, mencionado por @iescolar que mantiene que "el que quiera fumar, que se vaya fuera", antes, entonces sería algo así como "el que no quiera fumar, que se vaya fuera" (lo cuál tampoco me parecería justo).
6. "¿Según los detractores de la "Ley Antitabaco" si yo tengo una clínica privada, podría decidir que se fumara en ella?", de @carvalladolid. Esta opinión me resulta barata por la importante distinción entre un servicio público y de garantía estatal y universal como es la salud de otro que trata del ocio y el esparcimiento.
7. "Recuerden fumadores que cuando hablan de la #leyantitabaco no hablan ustedes, habla la nicotina" de @carvalladolid. Supongo que esto, como siendo fumador no hay quien no se lo tome de forma personal, contestaré de tal manera.

Estoy en contra de la formulación de la Ley (que como ya se ha hecho en ocasiones anteriores y como producto legal, se puede cambiar), porque de la noche a la mañana, se ha cambiado el panorama sin pizca de racionalidad. Esa es mi opinión y hablo como persona y no como fumadora, que es lo que soy.

Minusvalorar la opinión de otro por el simple hecho de que tenga nicotina en el cuerpo es, simplemente, absurdo: usted puede tener una mala experiencia con el tabaco, hijos que quiera que no fumen, estar exaltado por ver realizado un derecho que muchos fumadores no le niegan, pero aún así, usted no hablaría como no-fumador o padre, hablaría como persona; de la misma manera que no hablarían sus pulmones limpios... ¿Estamos de acuerdo?

martes, 4 de enero de 2011

Tierra dulce


Últimamente, me cuesta asumir las cosas. Siempre he creído que la palabra resignación es preciosa, pero que en la realidad es detestable y debo resistirla. Me autoengaño. Llevo ya un tiempo en tal estado, con miradas a media luz, escondiendo mis verdades en una caja, bien guardadas, creyendo que algún día saldrán a recordarme lo que, en verdad, soy.

Me autoengaño en cada esquina del tiempo; en cada nuevo aliento de temporada. Me autoengaño con nuevas ilusiones, con la imaginación, con sentimientos, con la ficción, con Internet, con las palabras, con los discursos, con el amor, con la coquetería, con el alcohol, con la música, con los viajes, con mis expresiones, con mi pasión...

Si el miedo nos paraliza, yo intento mover todo aquello que lo rodea, como si mis más fuertes temores fueran a alterarse, por ello. Lo más duro del conformismo es negarlo, merendárselo, maquillarlo. Lo más duro del disfraz es quitárselo e intentar romperlo tras muchos años. Como si de una segunda piel se tratase, se queda pegado al cuerpo y se resiste a dejarlo tan fácilmente, al abrigo de las cosas hechas y de épocas sin sueños, parcialmente negadas.

Y de repente suena el teléfono, ves a alguien después de cuatro años o simplemente, pierdes el tiempo y comienzas a maquinar de nuevo la estructura de tu vida, como si todos estos años hubieran sido tan solo una preciosa mentira. Entonces hay un desdoblamiento y eres dos personas por un tiempo, comienza una lucha feroz y encarnizada en tus entrañas.

Hay batallas que parece que van a poner fin a tanta sangre, pero la guerra se prolonga tanto que muchos temen que sea así para toda la vida.

En ocasiones, ambos bandos acaban por fundirse. Entonces, uno se duele por su viejo espejismo y el otro llora por las firmes ataduras que le ha creado el paso de los días. A veces todo se acaba así. Con una mentira azucarada, pero despiadada, una crítica guardada, por la espalda, que duele, pero es placentera... tierra dulce, pero tierra.